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Helena Planes Konsac

Helena Planes: «Cada vez se valora más la capacidad de aprendizaje y no tanto los conocimientos técnicos»

Helena Planes, socia gerente de Talent Management, nos explica en este post su trayectoria vital, muy ligada a Konsac, donde ya ha pasado casi media vida.

Como estudiante universitaria, se empezó a adentrar en el mundo de la selección de personas apoyando en tareas administrativas como la introducción de currículos o llamadas de contacto.

«La carrera de Psicología me gustó, pero sentía la necesidad de estudiar Antropología», recuerda. Para ella “la antropología te explica que tu sistema familiar, económico, político, cultural, etcétera, es uno de los miles de sistemas posibles que ha habido, y, por tanto, te ayuda a relativizarlo todo y a abrir la mente”.

Por eso cree que todo el mundo debería estudiar esta disciplina para entender cómo se comporta una sociedad. A diferencia de la psicología, que se focaliza más en el comportamiento individual, la antropología social y cultural se preocupa de estudiar a las personas en el marco de la sociedad y cultura a la que pertenecen. De esta forma, también se puede aplicar fácilmente al mundo de la empresa para observar cómo actúan las personas en base a una cultura empresarial o unas reglas determinadas.

Ahora, como responsable de Talent Management y Training, puede ver cada día estas relaciones que se establecen en una organización: «Estoy directamente con el cliente viviendo el proyecto de primera mano y conociendo a las personas dentro de la compañía».

Mientras el área de Search incorpora talento, el equipo de Helena ayuda a las empresas a gestionar, desarrollar y retener ese talento, acompañándolo durante su vida en la organización.

En este ámbito, Konsac se distingue por los programas de gestión por competencias y desarrollo, y todo lo que se deriva.

Uno de los proyectos más demandados son los de Assessment Center o Development Center, donde Konsac es un gran especialista y diseña programas muy a medida de cada cliente. Esta herramienta permite evaluar objetivamente las competencias de un profesional. No evalúa el conocimiento o la experiencia, sino sus habilidades puestas en práctica.

Helena, apasionada de la escritura, se encarga de redactar muchos de los casos que pondrán en situación a los participantes. Pueden ir desde la construcción de un robot, un hotel o una barca de salvamento hasta tener que plantear una estrategia de expansión de un negocio ficticio o realizar un role play de resolución de conflictos.

Hacer los casos tan a medida tiene una gran ventaja: se adaptan al perfil de competencias que está buscando cada organización. “Si sabemos qué competencias queremos observar orientaremos el caso en este sentido y lo ubicaremos en una compañía ficticia, pero con grandes similitudes a las que se pueden encontrar los participantes en la vida real. Cuanto más se parezca al entorno real, mejor”, explica.

Con ello pueden detectar a un profesional con buenas habilidades de comunicación y para gestionar la complejidad, pero a quien le falta cierta orientación a la eficiencia económica porque no hace análisis de coste-beneficio, por ejemplo. A partir de ahí, trabajan un plan de desarrollo.

Según Helena, una de las habilidades cada vez más solicitadas a las empresas es la capacidad de autodesarrollo de las personas dentro de las organizaciones. “En los próximos años será mucho más importante la capacidad de aprendizaje que las capacidades técnicas, porque todo cambia tan rápido que, aunque sepas mucho, si no sabes aprender cosas nuevas, lo que tú sabes ahora, dentro de 5 años ya no servirá”.

450 páginas

Helena pasa muchas horas escribiendo casos para empresas. Pero aún querría pasar muchas más escribiendo una novela que ha empezado hace unos años.

Por hobby, y necesidad, dice, siempre ha escrito. Incluso ha realizado los cursos de escritura creativa del Ateneu Barcelonès. Ahora, está trabajando en un proyecto de una novela ambientada en un mundo fantástico de inspiraciones medievales del que ya lleva 450 páginas escritas: “pero todavía me falta al menos un tercio”, sonríe.

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