¿Es posible integrar el liderazgo de personas con la consecución de resultados? Algunas experiencias pueden llevarnos a pensar que no, especialmente en momentos de crisis, cuando a menudo se priorizan los resultados en detrimento de las personas.
Sin embargo, el liderazgo humanista enfocado en valores es, desde mi perspectiva, una manera (quizás la única) de poder equilibrar ambos objetivos, convirtiendo los valores en el motor del rendimiento. ¿Cómo lograrlo?
- Definir objetivos equilibrados. No se trata solo de establecer metas económicas a los equipos, sino que también debemos fijar objetivos con un propósito común y ser tan exigentes con unos como con los otros. Así, además de los indicadores financieros, es importante medir el éxito en términos de satisfacción del cliente, bienestar del empleado y contribución a la comunidad. Estos factores a menudo se correlacionan positivamente con el rendimiento financiero a largo plazo.
- Establecer reglas éticas claras. No solo importa lo que se consigue, sino también cómo se consigue. Un liderazgo basado en valores implica tomar decisiones coherentes con la ética, incluso cuando ello pueda parecer contradictorio. Por ejemplo, puede ser necesario prescindir de una persona que ha obtenido grandes resultados si los ha logrado de manera contraria a los valores de la empresa. En este tipo de liderazgo, el “qué” es tan importante como el “cómo”.
- Tomar decisiones con responsabilidad y coherencia. Liderar desde los valores implica priorizar la sostenibilidad y la integridad por encima de los beneficios inmediatos. Para ello, es imprescindible una comunicación transparente y una capacidad real de explicar con coherencia, las decisiones y acciones del líder.
- Construir confianza. La transparencia, el asertividad, la exigencia para que todo el mundo de lo mejor de sí mismo y predicar con el ejemplo, son claves en el liderazgo por valores, así como saber por qué hacemos las cosas.
- Fomentar la formación en ética y responsabilidad. Proporcionar a los equipos orientación sobre cómo tomar decisiones éticas puede ayudar a minimizar riesgos y proteger los resultados financieros. Integrar estos valores en la cultura empresarial puede marcar la diferencia en el éxito a largo plazo.
En definitiva, el liderazgo basado en valores no solo hace posible conciliar personas y resultados, sino que también contribuye a la sostenibilidad y solidez de las organizaciones.
Juanjo Planes
Presidente de Konsac